Hace ya un tiempo que he decidido renunciar a ciertos trabajos que no me motivan ni personal ni profesionalmente.

Durante toda mi vida he oído una frase que creía entender, pero hace relativamente poco que para mí ha cobrado todo el sentido: Aprende a decir No. Empezando por mi madre y su maravillosa educación, pasando por profesores universitarios y acabando por los libros sobre marketing, managment, crecimineto personal, coaching, gestión del tiempo…etc que he leído.  En todos ellos una y otra vez se repetía la citada frase.

Como respuesta a ella, en mi cabeza se daban cita mil y una excusas. Ahora lo veo así, antes creía que eran férreos argumentos, que me impedían decir No. Como por ejemplo: «Con la situación económica actual no puedo decir que no a un trabajo» ó «Un gurú del management, con el bolsillo lleno, puede permitírselo».

Y de repente, un día, casi sin darme cuenta, empece a decir no: el primer no a mi situación laboral, después vino un no a un cliente, cuando mi economía estaba suprimida y con esos dos pasos me liberé de unas cadenas opresoras que me abrieron el camino a la libertad y la sensación fue tan gratificante que parece que la vida me ha respondido.

Voy a trabajar en lo que me gusta. Y uno de mis recientes clientes es un grupo de restauración del que primero he sido clienta porque me gusta su branding y ahora tengo la oportunidad de transmitir ese branding y hacerlo crecer.

Empiezo a trabajar la comunicación de Helios, Betibo y el hotel rural La font D’Alcalà, espero que sea un éxito para todas las partes.

 

 

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